Esta tarde después de hacer cositas por el jardín me he puesto con el ordenador un ratito, ya que fuera ya ha llegado el invierno de repente y hacía un viento y un frío de mil demonios. Pues bien, navegando, navegando me he encontrado con este video que me ha emocionado mucho y a la vez me ha impresionado ver como se le puede coger tanto cariño a un pequeño roedor que, a priori, parece un bichito soso y sin fuste, aunque yo no comparta dicha opinión. Esta es una muestra de toda esa gente que tiene a sus animalitos como uno más de la familia y que, como tales, sienten su perdida.
sábado, 7 de noviembre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)